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Deshidratación en montaña ¿Cómo prevenirla?

Para el perfecto funcionamiento de nuestro organismo necesitamos agua, pero algunas funciones básicas de nuestro organismo como orinar, respirar o sudar hacen que nuestro nivel de agua baje y haya que reponerlo.

Cuando perdemos más agua que la que ingerimos, nuestro organismo entra en un estado de déficit hídrico, lo que comúnmente conocemos como deshidratación. En el transcurso de la realización de una actividad intensa pueden perderse entre unos 500 y 2000 ml de fluidos, llegando a los 3 litros en casos extremos. A partir de una pérdida del 2% de nuestro peso corporal empezamos a notar los efectos de la deshidratación. Esta deshidratación puede también alterar el equilibrio de las sales minerales y los electrolitos del organismo, especialmente sodio y potasio.

Si la pérdida de líquidos y sales no se repone y se prolonga en el tiempo pasaremos a sufrir consecuencias más graves como el agotamiento o un posible golpe de calor.

¿Cuándo sé que estoy entrando en estado de deshidratación?

Si pasamos más de dos horas caminando, especialmente con altas temperaturas y tiempo soleado, es probable que empecemos a notar síntomas de deshidratación. El primer síntoma de deshidratación es el dolor de cabeza, a menudo exacerbado por una insolación. Otros síntomas también serían la generación de poca orina y oscura.

Si tu orina es transparente o muy clarita tu grado de hidratación es óptimo, si por el contrario es más oscura lo primero que deberás hacer tras abrocharte los pantalones será beber.


Entonces ¿Cómo hidratarnos correctamente?

Es conveniente beber agua cada media hora de caminata, y no sólo tendremos que reponer los líquidos perdidos, sino que también tendremos que reponer las sales que hemos eliminado de nuestro cuerpo. Para esto bastará con que tomemos alguna pieza de fruta o bebamos bebida isotónica en los descansos más largos.

Hidratación durante el Invierno

La hidratación es un tema más complicado en actividades de invierno que en actividades en verano. Para empezar, la luz roja del salpicadero del cuerpo, esa alarma que nos avisa de que nos estamos quedando sin agua y que llamamos sed, es un mecanismo que funciona peor a bajas temperaturas.

La actividad física sigue generando un calor excesivo que hay que eliminar. En invierno, gran parte del calor se disipa perdiendo humedad a través de la respiración. Y como la altitud hace que respiremos más rápido, la deshidratación en actividades de montaña invernal se acelera. El sudor se evapora más rápido cuando el aire es frío y seco.

El ritmo al que debemos hidratarnos depende pues de muchos factores: temperatura y humedad exteriores, edad, nivel de actividad, altitud, así que es imposible establecer una norma. Lo más recomendable es tratar de convertir el beber agua en un hábito inconsciente antes, durante y después de la actividad.

Cómo purificar el agua: Trucos de supervivencia

En el mundo Outdoor y la vida en la naturaleza existe una regla de oro: “Nunca bebas agua de dudosa procedencia” y aunque parezca exagerado es muy bueno desconfiar siempre del agua que la madre naturaleza nos provee.

Por desgracia en muchos lugares del mundo el agua natural puede estar contaminada, ya sea con contaminantes artificiales, como fertilizantes utilizados en los campos, o por actividad humana o animal. La ingesta de agua contaminada puede alterar nuestro organismo contrayendo enfermedades tales como tifoidea, cólera o disentería además de otros trastornos generados por parásitos que podemos contraer al beberla. Está claro que contraer un problema de salud estando de excursión no es muy conveniente y opacará nuestra salida. Por lo tanto es fundamental desconfiar siempre y potabilizar el agua que tomamos. Para eso existen diversas maneras de hacerlo.


Potabilizar el agua hirviendo

Cuando el agua alcanza el punto de ebullición, las bacterias e impurezas mueren o quedan neutralizadas. Para ello herviremos el agua un mínimo de 5 a 10 minutos, aunque lo más recomendable son 20 minutos. En casos extremos de supervivencia, una forma de purificar cualquier líquido y rescatar solamente el agua que éste contiene, es hacer hervir el líquido y destilar el vapor en otro recipiente en donde obtendremos agua pura, sin peligro de bacterias, concentración de sales o minerales peligrosos para la salud. De esta manera podremos destilar hasta agua de mar si se quiere. Hay que tener en cuenta que el agua que proporciona el destilado es lógicamente agua destilada, por lo que conviene enriquecerla con una pizca de sal.


Potabilizar agua con cloro

El cloro es uno de los desinfectantes más efectivos contra las bacterias. Sin embargo, no tiene buenos resultados contra los virus que habitan el agua sin potabilizar. Por eso se recomienda filtrar el agua antes de clorarla y después de la aplicación del cloro debe mezclarse bien y dejarse reposar 30 minutos para que el cloro entre en contacto con los microorganismos.


Potabilizar agua con yodo

El yodo es un desinfectante muy eficaz para eliminar las bacterias, los virus y otros microorganismos que podemos encontrar en el agua. En general, de 2 a 10 gotas por litro son suficientes para purificar el agua clara. Aquí también, para aumentar la efectividad, es preferible filtrar el agua antes de aplicar el yodo, mezclarse y dejarse reposar durante 15 a 20 minutos. Este sistema es recomendable para utilizar en el lavado de frutas y verduras dejándolas reposar en agua con yodo durante 10 minutos.


Potabilizar agua mediante pastillas potabilizadoras

Existen pastillas ya preparadas y a la venta en el mercado que sirven para potabilizar el agua. Usar pastillas potabilizadoras de agua es quizás el método más práctico y efectivo para potabilizar el agua. Estos compuestos deben aplicarse en cantidades exactas y respetando el reposo necesario antes de consumir el agua. Se recomienda siempre leer las instrucciones de uso en el envase y fecha de vencimiento. Es conveniente llevar siempre pastillas potabilizadoras en nuestra mochila o en nuestro kit de supervivencia, ya que son un sistema muy rápido, fiable y fácil de utilizar.

Lo ideal en cualquier excursión corta es llevar desde el inicio la dosis suficiente de agua a fin de no tener que recurrir a juntarla.

Usos de la Sábana Térmica

La manta de emergencia, también conocida como manta espacial, consiste en una fina película de plástico resistente con una cara aluminizada y, a menudo, con la otra cara dorada. Se suele utilizar para mantener la temperatura corporal de un accidentado tras un rescate.

La sabana térmica es básica en el botiquín de primeros auxilios en cualquier expedición outdoor. El material del que están fabricadas permite que se utilice tanto para retener el calor corporal como para bajar la temperatura. A continuación veremos algunos de sus principales usos:


MANTIENE EL CALOR

La sabana térmica ofrece protección contra el frio y en casos de hipotermia. Puede reflejar hasta el 80% del calor corporal. Para usarse solo debe colocar la parte plateada en contacto con el cuerpo. Recuerda proteger la cabeza con un gorro, ya que es por donde más calor perdemos.

BAJA LA TEMPERATURA

La manta de supervivencia puede mantenerte fresco y protegido de los rayos ultravioleta. Si presentas fiebre o golpe de calor debes colocar la parte plateada de la manta en dirección opuesta a tu cuerpo.

VIVAC

Si de pronto te sorprende una lluvia repentina puedes protegerte utilizando la manta térmica. Los materiales con los que están fabricadas las vuelven 100% impermeables, al mismo tiempo evitara que te enfríes.

SEÑALIZACIÓN

Puedes enviar señales de auxilio utilizando la parte reflejante, o bien para hacerte notar a la distancia, en una carretera por ejemplo.


¿Qué sabana térmica me conviene adquirir?
Sin duda te recomendamos una sábana térmica de equipo prehospitalario (paramédicos), suelen ser más caras pero tienen muchas ventanas:
• Son reutilizables
• Más resistentes
• Reflejan el 80% del calor corporal
• Fabricadas para uso rudo.